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CRONOLOGÍA DE LAS RESTRICCIONES SOBRE EL ABORTO EN TEXAS

Intro

Texas se enfrenta a un ataque total contra el acceso al aborto. Debido al Proyecto de Ley 8 del Senado (SB8), una prohibición casi total del aborto aprobada en septiembre de 2021, Texas había estado viviendo en un mundo post-Roe mucho antes de la revocación oficial de la Corte Suprema de Roe v. Wade en la decisión de Dobbs v. Jackson's Women Health Organization en junio de 2022. El fallo de Dobbs desencadenó la prohibición total del aborto en Texas que estaba vigente antes de Roe, y una ley de 2021 que entró en vigor el 25 de agosto de 2022, aumentando las penalidades civiles, penalidades civiles, criminales, y profesionales para los proveedores de abortos que la violen. 

 

Estas leyes perjudican a todos los tejanos, pero tienen un profundo impacto en las comunidades de color y otras comunidades sistémicamente marginadas, que tienen menos probabilidades de tener la capacidad de viajar fuera del estado para obtener servicios de aborto. 

 

Para una historia completa de las restricciones al aborto en Texas, vea la cronología a continuación.

1925

El estado de Texas tenía leyes penales contra el aborto que datan de 1854, que se volvieron a publicar en la edición de 1925 del Código Penal. Este código convirtió en un delito penal ayudar a proveer servicios de aborto, lo que resultó en penas de prisión. 

Tex. Penal Code §. 1191. [1071] [641] [536]

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LA LUCHA NACIONAL CONTRA EL RACISMO SISTÉMICO EN LA SALUD REPRODUCTIVA

Nuestra lucha no es nueva. A las mujeres negras se nos ha robado nuestra autonomía corporal desde nuestra llegada a los Estados Unidos, y a medida que se desarrolló la medicina moderna, nos forzaron a ser parte de experimentos brutales e injustos para los avances médicos que dieron forma a la ginecología y la salud reproductiva tal como la conocemos. Hoy en día, las personas negras siguen exigiendo una verdadera libertad reproductiva y plena autonomía corporal de nuestro gobierno, ya que los políticos nos han negado el derecho a tomar decisiones sobre nuestros cuerpos. 

Esta lucha requiere que abordemos el racismo arraigado en nuestros sistemas, incluyendo nuestros sistemas médicos y de gobierno. La anti-negritud inherente al desarrollo de estas estructuras continúa oprimiéndonos, y las restricciones adicionales a nuestra autonomía corporal, como las prohibiciones al aborto, nos perjudican a todos. Así que debemos seguir luchando juntos. Se necesita de todos nosotros.

 

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El "padre de la ginecología moderna", el Dr. James Marion Sims, comenzó sus horribles experimentos ginecológicos en 1844 con esclavas negras. Estas atrocidades llevaron a la invención de métodos quirúrgicos y herramientas ginecológicas modernas como el espéculo. Operando bajo la noción racista de que las personas negras no podían sentir dolor, realizó estos experimentos probablemente en contra de la voluntad de sus "pacientes" y sin anestesia ni analgésicos. 

Mientras ocurrían estos terribles acontecimientos, las mujeres negras de todo el país usaban su voz para hablar en contra de la anti-negritud. En 1851, la abolicionista y activista de derechos humanos, Sojourner Truth pronunció un discurso titulado, "¿No soy una mujer?" que incluía los horrores e injusticias que experimentaron las esclavas negras, ya que sus captores vendieron a sus hijos y le negaron a nuestros antepasados el derecho a criar a sus hijos como propios. Habló en contra de la opresión en todas las facetas de su vida, destacando la opresión que experimentó sobre su propio cuerpo y su futuro.

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Durante la era de la guerra civil, el cuidado de la salud reproductiva fue realizada principalmente por parteras negras, indígenas y blancas. Después de la guerra civil, los hombres blancos querían controlar este campo médico y veían a las parteras como una amenaza para su negocio. Las parteras negras, en particular, eran despreciadas por los hombres blancos y vistas como no aptas para proveer cuidados reproductivos. El Dr. Joseph DeLee, junto con muchos ginecólogos varones blancos, desacreditó a la partería utilizando tácticas racistas y misóginas, afirmando que las parteras negras eran  “una reliquia de la barbarie". Estos estereotipos eran esfuerzos explícitos para destruir la partería negra, y se utilizaron para promover el dominio masculino blanco en el campo. 

 

A pesar de ser menospreciadas por la comunidad médica en desarrollo, las mujeres negras continuaron cuidándose unas a otras y formaron la Red de Salud de la Mujer Negra en la década de los ‘40. A pesar de que enfrentaron un intenso rechazo de las fuerzas de ley y orden, las mujeres negras en la red ofrecieron espacios seguros para que las personas en sus comunidades se sometieran a abortos y otras formas de cuidados reproductivos. Estas redes y refugios seguros permitieron a las personas embarazadas practicar la libertad reproductiva y la autonomía corporal. 

 

No hay progreso sin retroceso, ya que según creamos nuestro propio espacio para la autonomía corporal, nuestros sistemas de gobierno continuaron frenándonos. El Congreso aprobó la Enmienda Hyde en 1976, tres años después de Roe v. Wade otorgó protecciones federales para el aborto. Sigue vigente hoy en día, bloqueando el uso de fondos federales de Medicaid para el aborto a menos que la vida de la persona embarazada esté en riesgo. Es racista, sexista y clasista, e impacta desproporcionadamente a las comunidades de color que dependen predominantemente de Medicaid, incluyendo el 30% de las mujeres negras y el 24% de las latinas.

 

Las mujeres negras siguieron denunciando las injusticias reproductivas, pasando a un escenario más nacional. En 1989,16 mujeres firmaron un folleto llamado We Remember (Recordamos), la primera declaración colectiva que aboga por la igualdad de acceso al aborto para las mujeres negras, con firmas destacadas, desde la representante estadounidense Shirley Chisholm a la activista de derechos civiles Dorothy Height.

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En 1994, el movimiento por los derechos reproductivos, dirigido principalmente por mujeres blancas de clase media y ricas, todavía no abarcaba las necesidades de las mujeres negras y otras comunidades marginadas. Era hora de un nuevo marco. Las Mujeres Afrodescendientes por la Justicia Reproductiva acuñaron el término Justicia Reproductiva (RJ, por sus siglas en inglés), combinando los derechos reproductivos y la justicia social. La creencia central de RJ establece que todas las personas que pueden dar a luz tienen derecho a tener hijos, el derecho a no tener hijos y el derecho a criar a los niños que tenemos en un ambiente seguro y saludable.

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El movimiento de Justicia Reproductiva adquirió relevancia al comenzar el siglo 21, y las mujeres negras continuamos exigiendo más para nosotras mismas dentro de nuestro gobierno. En 2016, el Caucus del Congreso sobre Mujeres y Niñas Negras fue fundado y dirigido por la congresista Bonnie Watson Coleman, en asociación con las congresistas Robin Kelly e Yvette D. Clarke. Este caucus se fundó para priorizar el "bienestar" de las mujeres y niñas negras, y denuncia las restricciones a nuestra autonomía corporal. En respuesta a la opinión filtrada de la Corte Suprema en el caso Dobbs v. Jackson Women's Health Organization, el caucus emitió una declaración, calificando la decisión como un "asalto a los derechos y las libertades reproductivas de las mujeres".

 

Aunque hemos pasado siglos exigiendo derechos sobre nuestros cuerpos y nuestra salud, los Estados Unidos todavía lidera los países en vías de desarrollo en tasas de mortalidad materna e infantil. Las mujeres negras tienen tres veces más probabilidades de morir por causas relacionadas con el embarazo que las mujeres blancas. Y con comunidades excesivamente vigiladas, las prohibiciones y restricciones al aborto significan que es más probable que seamos criminalizadas por nuestros resultados del embarazo. Desde un mayor riesgo de criminalización hasta el racismo médico sistémico, como personas negras, nuestras vidas están en riesgo, queramos o no estar embarazadas. 

 

No podemos descuidar el papel que la supremacía blanca ha desempeñado y sigue desempeñando en nuestra salud reproductiva. Es por eso que, como coalición, y con el apoyo de nuestras comunidades, no dejaremos de luchar hasta que el cuidado reproductivo sea accesible en todos los rincones de nuestro estado y en cada parte de nuestro país.

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